lunes, 22 de diciembre de 2008

Verso por la Asunción de la Virgen

Verso por la Asunción de la Virgen
(Luis Acuña San Martín)


Paloma quiero contarte
que estoy solo, que no duermo,
que la vida se me acaba
porque te tengo tan lejos.

Cuando llegaba el momento
de partir a las alturas
nuestra Madre, santa y pura,
se llenaba de contento.
Catorce años yo le cuento
que de su Hijo está distante,
el corazón se le parte
recordando a Cristo amado:
de su amor ilimitado
paloma quiero contarte.

Los discípulos aciagos
reciben su bendición,
están Juan, Andrés, Simón.
Felipe y también Santiago.
El camino se hizo largo,
ya estaban todos en duelo
cuando Tomás dice a Pedro:
— Déjame ver a María
que estoy en larga agonía,
que estoy solo, que no duermo.

Pedro entonces accedió
viendo en Tomás la amargura
y van a la sepultura
de la Madre del Buen Dios.
Cuando el sepulcro se abrió
el cadáver ya no estaba,
dichoso, Tomás, gritaba
— ¡Si no lo veo no creo!
sostenme, mi amigo, Pedro,
que la vida se me acaba.

Y es que sólo hermosas flores
ocupaban su lugar
sin poderse marchitar
llenando el aire de olores.
Alivio de los dolores
fe de los niños y viejos
como dulce vino añejo
debe ser tu voz, María;
hoy vivo en melancolía
porque te tengo tan lejos.

Al fin hoy, Virgen María,
recordamos tu Asunción
pues de nuestra salvación
eres la estrella que guía.
De los tristes la alegría,
de los enfermos salud,
de la oscuridad la luz
pues estás de sol vestida
y sobre la luna erguida,
Madre de Cristo Jesús.

AMDG

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viernes, 19 de diciembre de 2008

Salmo 23, 1-4. 5-6

La tierra es del gran Señor
y todo lo que hay en ella.

A Él pertenece el mundo
con todos sus habitantes
porque la tierra afirmaste
sobre el mar que es tan profundo.
Pregunto meditabundo
quien podrá subir a aquella
montaña sagrada y bella
que es hogar del Creador.
La tierra es del gran Señor
y todo lo que hay en ella.

Subirá el de manos limpias,
de corazón claro y puro.
quien a ídolos oscuros
culto él jamás oficia.
Su recompensa en justicia
como con Jacob Él sella
es su bendición sin mella
ver al rostro al Salvador.
La tierra es del gran Señor
y todo lo que hay en ella.

AMDG

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martes, 9 de diciembre de 2008

Salmo 94, 1-2. 6-9

¡Cristo, Señor Jesús, ven!

Cantemos con alegría
a Dios, Roca que nos salva,
lleguemos dándole gracias
con música en este día.
De los dioses monarquía
porque grande es sólo Él
su mano de gran poder
hizo mar y cordillera,
abismos y firme tierra.
¡Cristo, Señor Jesús, ven!

Inclínense al adorarlo,
ante Él doblen la rodilla
de esta forma tan sencilla
alaben al Increado.
Somos del Señor rebaño
que cuida con mano fiel
llegaremos al Edén
como ovejas que apacienta,
Su promesa es cosa cierta:
¡Cristo, Señor Jesús, ven!

AMDG

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Salmo 144, 8-9. 15-18

Abres tu mano, Señor,
y nos colmas de tus bienes.

Nuestro Dios es bondadoso
lejano de la discordia
lleno de misericordia
compasivo y amoroso.
De su Creación celoso
que del mal siempre previene
con sus manos Él sostiene
toda vida con amor.
Abres tu mano, Señor,
y nos colmas de tus bienes.

Generoso en sus acciones
justo en todos sus caminos
recto y fiel en sus designios
nos sacia con bendiciones.
Oye las invocaciones
de cada uno de sus fieles
hoy cantamos parabienes
aclamando al Salvador.
Abres tu mano, Señor,
y nos colmas de tus bienes.

AMDG


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Introducción:
Un Salterio a lo Poeta

La declamación del Salmo durante la Liturgia es una tarea que el Cantor a lo Poeta le resulta natural pues, en rigor, cada salmo escrito en el Antiguo Testamento era concebido como un poema a ser cantado con una entonación en particular. Este blog está dirigido a mostrar transcripciones en décimas para ser cantadas en la Liturgia Católica según corresponda a la fecha en particular. También busca estimular la composición y difusión de nuevas versiones.
Los textos están tomados de las publicaciones La Eucaristía Diaria o de La Liturgia Cotidiana y se basan por lo tanto en el Misal y el Leccionario aprobados por la Santa Sede para Chile, mientras que la Biblia corresponde al Libro del Pueblo de Dios, de Mons. Alfredo B. Trusso y Mons. Armando J. Levoratti.

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